Semana Cultural. Abril 2012
Los diapleróns
Según cuentan eruditos como el profesor Herman Sapienger, o grandes conocedores de la tradición oral en Aragón como Rafael Andolf o José Antonio Adell y Celedonio García, el Pirineo siempre ha sido un lugar de especial predilección por parte de los diapleróns para vivir allí. Silvia Aguilera y Dolores Galindo recogen en su obra "Diaplerons, duendecillos de los Pirineos", cómo Sapienger llegó al recóndito valle de Neruey en pleno Pirineo, para comprobar la existencia de estos seres chiquitines, bastante traviesos, que nunca van solos y que en ocasiones se pueden volver algo peligrosos. Suelen vivir varios en un canuto y cuando alguien lo abre, los diapleróns salen rápidamente solicitando una tarea para realizar. Cuando se quedaban sin faena, podían volverse violentos contra el que los había sacado del canuto. Según cuentan Silvia Aguilera y Dolores Galindo, Sapienger marchó del Pirineo a su país natal con un buen puñado de diapleróns que le ayudaron a escribir un gran número de libros. Ellas nos aportan otro dato, según parece, cuando estos diablillos o diapleróns se enfadan, cambian de color, pasando del verde al rojo.
Suele ocurrir que alguna persona, llevada por la curiosidad y el misterio, le arrebate a su dueño el canuto. Al desconocer la forma de controlar a los diapleróns, acaba corriendo un gran peligro. Generalmente la suerte hace que el legítimo dueño llegue a tiempo de salvar la vida al usurpador, haciendo que los personajillos vuelvan a su canuto. También se ha demostrado que pueden vivir en una flauta, siendo en este caso muy sensibles a la música.
Parece que se han acercado por Monzón. ¡Atención a las flautas y los canutos! Seguiremos informando.
Interesante
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